Del Katrina a Milton: los serios y desatendidos avisos del cambio climático

Publicado: 14/10/2024

Los graves daños económicos y el elevado número de víctimas que está causando la actual temporada de huracanes en el Atlántico, que todavía no ha concluido, nos recuerdan nuestra alta vulnerabilidad frente a los fenómenos meteorológicos extremos. En el caso del huracán Milton, los pronósticos tras alcanzar la categoría 5 en la escala de Saffir-Simpson, la que se utiliza para clasificar a los huracanes, hacían presagiar lo peor. Pero no fue así. Pese a los graves daños causados en Florida, especialmente en la ciudad de Tampa, lo cierto es que no alcanzaron la gravedad prevista. Los 60.000 millones de dólares en daños, y sobre todo las 16 víctimas mortales, son una elevada factura, pero no lo convierten en el peor huracán de la temporada. Recordemos que a finales del mes pasado el huracán Helene causó finalmente cerca de 240 muertes a lo largo de su siniestro recorrido: desde Honduras hasta Estados Unidos, pasando por Cuba, México y las Caimán. En el Atlántico, los huracanes se forman con la concentración de nubes bajas que comienzan a rotar en sentido contrario a las agujas del reloj, dando origen a centros de baja presión atmosférica. Esta situación puede dar origen a la formación de tormentas tropicales (con vientos de hasta 120 km/h) o, si se supera esa intensidad de viento, derivar en huracanes. Y uno de los principales agentes precursores tanto de la formación como del fortalecimiento de los huracanes es el aumento de la temperatura del agua del mar. Y aquí entra en juego el cambio climático. Los científicos no dudan en asociar el aumento de la virulencia y la recurrencia de este fenómeno con el avance del calentamiento global. El constante aumento de la temperatura media del planeta se ve reflejado en el aumento de la temperatura del Atlántico, especialmente en el Golfo de México, donde dicho aumento supera ya los dos grados respecto a 1990. Se trata de una causa-efecto que ha quedado científicamente demostrada y que se hizo evidente hace casi dos décadas, en una de las temporadas de huracanes más devastadoras que se recuerdan: la del año 2005. Con información del Confidencial. Material levantado por José Luis Gallegos

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